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RESTAURACIÓN (las maquinaciones de Satanás)


                            

Manual de Maquinaciones.-

 

 

 

La palabra de Dios siempre es la misma, porque Satanás, el hombre y todo lo creado, está siguiendo un mismo patrón: el patrón del bien o el patrón del mal. Por esa razón es que en un texto muy conocido la palabra dice: ...Para que la palabra de Dios, gobierne. Hay que aclarar, en este lapso, que esa palabra, GOBIERNE, aquí y casi siempre en la Biblia, viene de una expresión mucho más amplia que significa “Ser árbitro”.

 Esto, hermano, le deja una conclusión muy clara para su vida: para que nosotros podamos resistir la fuerza del diablo, la palabra de Dios tiene que ser un árbitro en nuestras vidas. Es la que tiene que decidir. Esto sí, esto no. Es particularmente, una especie de filtro la palabra a través del cual lo tenemos que pasar todo, pero todo. Cuidado que no le está diciendo que la palabra de Dios le tiene que gustar, dice que lo tiene que gobernar. Recuerde que el reino de Dios no es ni democrático ni materia opinable. Es una monarquía donde un rey manda y hay un solo camino para sus siervos: obedecer, porque en eso está y le va la vida, nada menos.

       Satanás tiene tres tácticas fundamentales. La primer táctica, es la de la Ins pección. ¿Qué va a hacer Satanás antes de atacar su vida? Lo va a inspeccionar. ¿Cómo? Muy fácil. Lo hemos venido viendo en muchos estudios: a través de sus emociones. 

Vamos a ver; él ha ido viendo, en los últimos tiempos, su manera de reaccionar. Si reacciona activa o pasivamente, la cara que usted pone, las palabras que usted dice; es decir que Satanás lo inspecciona en búsqueda de áreas en donde pueda quebrarlo, conocer su o sus debilidades.

 

La segunda táctica que él va a utilizar, luego de inspeccionarlo, es Influenciarlo. ¿Qué significa eso? Que se las va a ingeniar para crear situaciones acordes con sus debilidades. Seguro que no lo va a venir a tentar a robar cuando sabe que usted no tiene un área de doblez en el robo. Va a procurar tentarlo con lo que él ya sabe, (por la inspección que hizo) en las áreas donde usted es más débil. ¿Cuántos se han dado cuenta que somos atacados siempre en aquellas cosas donde somos más débiles? ¡Y qué bueno que somos para aconsejar en las debilidades de los demás!

 

Él ya sabe qué triquiñuela hacerle para que usted deje de orar, de leer la Biblia. Sabe si usted es un emocionalista, o un sentimental, si le hacen mal las caras raras de los hermanos, o ciertas palabras que le puedan decir, o si le altera que le echen basura en su vereda, o si le quita la paz el simple hecho de que se le estropee el neumático del auto, todo eso. Los gestos de su vecino, las actitudes del hermanito ese... Todo lo que le quite paz a usted, allí lo va a atacar.

 

Hay algo que tenemos que entender, hermanos: Satanás no está apurado como algunos creen. Él es capaz de esperar veinte años tramando una táctica contra nosotros. Pero ¡Animo!, No estamos desprotegidos, sólo que a veces no acudimos a nuestra protección, queremos pelear la batalla con nuestras propias fuerzas. Si en un partido de fútbol a usted lo están matando a patadas, lo mínimo que usted hace es quejarse al árbitro, no? Bueno; en la vida espiritual es lo mismo. La palabra de Dios es el árbitro en este caso, ya se lo expliqué. Si usted no apela a ella no se queje si le toca salir lesionado de la cancha, ¿Me entiende? Luego de inspeccionarlo y de influenciarlo, si todo le camina bien y usted está abriendo la santa boca y no se defiende, él va a implementar su tercera táctica: la Invasión, y a esta no hay ninguna necesidad de explicarla.

 

Usted está en una guerra. Cuando se convirtió entró en una guerra como protagonista, no como observador. Entonces es necesario que usted conozca lo máximo sobre esa guerra. Si es que desea resultar más que vencedor de ella, digo.

 

En la guerra de Viet-Nam, usted recuerda, los americanos no sabían ni para qué peleaban ni contra quién peleaban. Bueno; así les fue. En la guerra del Golfo, aunque fue una cosa muy distinta, el tema fue diferente. Sabían contra quién peleaban y para qué. Se los había informado mejor y sin engaños políticos. Bueno; la guerra, en la vida cristiana, es igual. Si usted no sabe ni para qué pelea ni por qué pelea, usted va a ser un cristiano derrotado toda su vida aunque le tiren con naftalina. Pero si usted sabe contra quién y para qué pelea, las cosas van a ser bien diferentes.

 

Así como le hablé de las tres tácticas para fastidiarle la vida, ahora quiero referirme a los siete pasos que Satanás va a usar para hacerle la guerra a usted. Y no hablo de esto porque me guste hacerle propaganda al diablo, entienda que lo hago como informe del Departamento de Espionaje Celestial para garantizar su victoria, si es que usted toma debida nota de estos informes.

 

Los siete pasos, son: 1)= Va a querer que nosotros empecemos con Regresiones.- 2)= Pasado ese primer punto, va a usar la Represión.- 3)= Después de esto vendrá la Supresión.- 4)= Luego vendrá una vieja conocida: la Depresión.- 5)= Como consecuencia de esta, sobrevendrá la Opresión.- 6)= A partir de esto, llegará la Obstinación o la Obsesión.- 7)= Y finalmente, si estos seis pasos le dan resultado, podrá tener acceso la Posesión. 

Hay una realidad: muchos cristianos han sido arrebatados muy rápidamente del camino del Señor, porque no han conocido cómo el enemigo de nuestras almas trabaja para apartarnos de este camino de Vida Eterna.

Inmediatamente nos convertimos y cuando mejor estamos sirviendo al Señor, él va a intentar hacerte regresar con algo carnal. No se le va a aparecer un demonio, ni tampoco Satanás va a presentarse delante suyo, diciendo: ¡Yo soy Satanás, y vengo a decirte que esta noche no vas a ir al culto! Tampoco se le va a aparecer un  ángel negro cuando va saliendo de su casa para decirle: ¡Me opongo que vayas al culto! No, porque en el peor de los casos, si es que usted no reprende y saca a patadas todos los demonios y en el peor de los casos, usted se agarra tal susto que le da un ataque y se muere salvo, y no es eso lo que él quiere, precisamente.

 

A Satanás no le conviene eso. Él tiene que trabarlo a usted con cosas que resulten normales para su vida, pero que afecten su manera de ser. ¿Qué va a usar? Un arma carnal. Algo que se toca, algo que se ve, algo que se huele. Hay muchos que no tienen una vida más espiritual a causa de cosas que huelen bien. Entre estudiar la palabra o irse a comer un asado argentino de carne vacuna con los amigos, se van detrás de la parrilla, vio?

 

Entonces va a usar un arma carnal. Generalmente, las armas carnales que Satanás usa, son el chisme, la contienda; por eso la palabra Murmuración, Contienda, chisme, Habladuría, le hace decir a Santiago que La lengua inflama la rueda de la creación. Por eso, generalmente, una persona vuelve atrás por lo que le dijeron.

 

Usted va saliendo de su casa, viene a la iglesia, o en la iglesia misma si usted quiere, vienen y le tiran la granada que le explota en el medio de su crecimiento espiritual y lo manda para atrás, casi al mismo lugar desde donde arrancó o peor. Mire: cada vez que alguien va a la casa de un creyente para restaurarlo, el “me dijeron”, siempre está. Es como que muchos líderes lo tienen tan claro que cuando usted llega, según la cara, ya ni le preguntan qué pasa, le preguntan: ¿Qué le dijeron?

 

No tenemos idea de la cantidad de gente que se había convertido y andaba por las nubes y un día Satanás, utilizando estas cosas, lo manda otra vez a cero. Al tiempo y después del zafarrancho, vuelven a la iglesia. Empiezan a repuntar otra vez, despacito, paso a paso y, cuando ya están llegando otra vez bien alto, aparece otra vez el “me dijeron” y ¡Pum!, Otra vez al suelo. Entonces clama: ¡Oh, Señor! ¿Por qué no me ayudas? Y Dios le dice: te estoy ayudando; hasta que no pases la prueba del “me dijeron” sin que se te mueva un músculo, no puedo hacer nada contigo.

 

Entonces, el principio es regresión. Satanás va a intentar por cualquier medio hacerle regresar y volverle a cero, y si puede, a menos diez. ¿Cuántos han pasado por esto? Con el “me dijeron”, con el “no me dijeron”, con el “me hicieron” o con el “no me hicieron”. No se condene, no le pasa a usted solo. Le ha pasado a todos los cristianos del mundo entero. Todos. Es la táctica, por eso Pablo les dijo a los Tesalonicenses: no se hagan los resentidos como si esto les hubiera pasado solamente a ustedes. Lo que les está pasando a ustedes, les está pasando a todos los hermanos del mundo. Porque la lengua inflama la rueda de la creación. ¡Lo intentó con Jesús! Fracasó, claro, pero... ¿Por qué supone que no lo va a intentar con usted también?

 

Y no se confunda. Si no conoce estas cosas, usted anda por ahí queriendo arreglarle el problema a todo el mundo. Y a esto no lo arregla ningún pastor, maestro, apóstol, profeta o evangelista; a esto lo arregla usted, en su vida, no dejando que las cosas que lo rodean, afecten su relación con Dios, ¿Me está entendiendo?

 

Una vez que Satanás le hizo regresar, pone por obra su segunda arma: La Represión. ¿Qué significa reprimir? Comprimir. ¿Qué significa esto? ¿Cómo se ve esto en la vida cristiana? Usted sigue viniendo a la iglesia, cantando, alabando, pero ya no como antes. Ya no saluda a los hermanos como antes, ya no abraza a la gente como en aquellos tiempos en que casi les rompía los huesos en cada saludo.

 

No está igual. Es como algo a flor de piel imposible de explicar. Y más si alguna persona tiene un grado un chiquitín mayor de espiritualidad, ahí nomás se pone a mirarlo como a un bicho raro, ¿Sabe por qué? Porque Satanás, utilizando técnicas tales como el status, el temor al ridículo y otras, logró reprimirle. Sigue viniendo, sí, participando, sí, pero total y absolutamente reprimido.

 

¿Sabe lo que es la represión? Hacer lo que hacía antes, pero no como lo hacía antes. Sí, va a leer la Biblia, pero casi como por obligación. “¡Pastor! ¡No hay problemas! ¡El Señor me conoce! Es verdad. Y ese, precisamente, es su problema. Dios le conoce.

 

Está bien... No he diezmado, pero Dios sabe la causa... Bueno, ese es el problema, que Dios lo sabe... Si se la hubiera ingeniado para que él no se enterara, era otro cantar. ¡Ah! ¡Qué cansado que estoy! Me acuerdo de cuarenta años atrás, cuando yo leía la Biblia... Le hizo regresar y luego, le hizo reprimir. A mí me gustaría saltar en esas canciones que... Pero, ¿Qué van a decir? ¡Soy un hombre grande y un hermano muy respetado! Si dejara que la libertad de Cristo operara en usted, sería mucho más respetado.

 

Después de todo esto, viene la tercera fase: Lo empieza a Suprimir. La supresión. Ya no dice nada ni se toma el trabajo de quejarse, protestar o lamentarse; Nada. Se siente herido. ¿Sabe por qué la gente se hiere? Porque su Ego todavía está demasiado entronizado. Ya no expresa gozo. Tiene la cara larga, aburrida. Has empezado a suprimir el gozo dentro suyo. Suprime cosas. Le quita tiempo a la oración, a la palabra, a la adoración, al ayuno. Satanás trabaja así. Primero le hace regresar con un cross de derecha. Si no lo logra, si no logra voltearlo con eso, lo empuja a reprimirse, a ya no expresarse como antes. Si eso no alcanza, avanza otro pasito más, que es la supresión, empezar a quitarle tiempo a las cosas de Dios.

 

Empieza a venir a la iglesia amargado y listo para criticarlo todo. “¿Y ese está cantando?” – “¿Y a ese están haciendo dirigir el culto?” Y todo lo examina. Ya sabe en qué lugar del templo hay una tela de araña. No le preguntes qué es lo que se predica, pero donde está cada tela de araña, sí lo saben. Un día está la gloria de Dios cayendo sobre la congregación y ellos: “Yo pondría esa lámpara un poco más a la izquierda...”

 

Cuando los comunistas tenían rodeada a Moscú, en 1917 creo que era, en la ciudad, varios jerarcas del gobierno en lugar de armar la defensa, discutían sobre si una mosca se caía en una taza de agua bendita, si es que se profanaba y contaminaba el agua o si es que se santificaba la mosca. Muchos creyentes son iguales. Afuera el diablo se está llevando gente a carradas al infierno, mientras que adentro muchos están discutiendo sobre si a la alabanza la tiene que dirigir el hermano Pepe o el hermano Paco. No se ría, es trágico. Regresión, Represión, Supresión.

 

Algunos creyentes tienen una alegría cuando salen de la iglesia. Pero no porque la reunión estuvo buena, sino porque ¡Uf!, Al fin terminó. Es gente que durante la alabanza, mientras todo el mundo salta y camina por las paredes, ellos apenas mueven la boca. Luego, mientras la mayoría adora, ellos aprovechan para curiosear quien vino con quien y, de paso, mirar algunas cosas que si la gente estuviera toda atenta, jamás se animarían a mirar. Y durante el mensaje vuelan, navegan, se pierden en la estratosfera y, cuando por ahí prestan un poco de atención, son capaces de buscar una carta de Pedro en el Antiguo Testamento. Eso sí; ni bien termina el culto, se transforman en los humoristas de la iglesia.

 

Ahora; si se redujera a estas cosas, nada más, no habría problemas. El problema está en que esto puede afectar su eternidad, ¿Lo sabía?

 

Y la que viene ahora, es tremenda. Sí, porque el diablo, después que lo regresa, lo reprime y lo suprime, pasa a la cuarta que, si bien es una muy vieja conocida de todos, todavía anda por todas las iglesias casi a su antojo: La Depresión. Lo deprime. ¿Cuántos han conocido alguna vez a doña Depre? Sí, esa que anda haciendo estragos por el mundo. Y por alguna que otra iglesia, también.

 

Vamos a ver: ¿Qué es la depresión? Cuando Satanás toma control de su voluntad. Algunos dicen: ¡Pero! ¡De bien que estaba! ¿Cómo me pudo agarrar esto? No se confunda. Ese “de bien que estaba”, no existe. La depresión es un proceso de pasos progresivos. Satanás toma control de su voluntad y usted ya no quiere hacer nada. ¿Y sabe cuál es el problema de los deprimidos? Que empiezan a poner cargas a las personas que los rodean. Si fuera solamente que los depresivos fueran un problema ellos, pero no. También se transforman en una carga para los que los rodean.

 

¡Y atención que estoy hablando de creyentes, eh? A veces, los que se deprimen, tienen como fases donde parecen recuperarse, pero después vuelven a caer en el mismo pozo y la desesperación, (léase depresión) es aún mayor que antes.

 

La depresión, hermano, hace que usted se empiece a apoyar en la gente. ¡Uh! De acuerdo con lo que se puede vislumbrar sin ser un experto en el tema, hay un común denominador entre los deprimidos: han sido defraudados sentimentalmente por otras personas. Esto es mayoritario en alto grado. Han tenido una mala experiencia en sus emociones y sus sentimientos por causa de otra persona.

 

Un padre, una madre, un esposo, una esposa. Hay un estudio acerca de drogadictos y homosexuales y todos tienen un común denominador: malas experiencias en el área de los sentimientos y las emociones. Entonces, eso produce un escapismo. El alma sufre.

 

¿Usted sabe lo que es el SIDA? Bueno; deberé decirle que el alma está enferma de SIDA. ¿Sabe por qué? Porque SIDA, significa Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida. Cuando una persona se deprime y no sana su alma delante del Señor, su alma se vuelve débil y pierde la característica de defensa. Cuando usted le entregó su voluntad a un espíritu, cuando usted hace cosas que no quisiera hacer, es porque su voluntad está siendo tomada por un espíritu inmundo. Aunque sea cristiano. No digo que está endemoniado, digo que va rumbo a.

 

La depresión es un elemento de cooperación satánica. Cuando usted se deprime, usted está cooperando con Satanás para que él le haga un desquicio en su vida. Por eso es que los hechiceros, cuando van a hacerle algún trabajo a alguien, piden cooperación a su cliente. Porque los demonios no pueden trabajar sin su cooperación. Haga esto, piense en aquello, vaya para allá, cierre sus ojos, deje su mente en blanco. Le están diciendo todas estas cosas porque necesitan su cooperación en el área de su voluntad. Entonces viene la depresión. Usted le cede esas armas y ahí viene el alcoholismo, la drogadicción, el suicidio. Esas personas necesitan liberación y una ministración especial, no consejitos prácticos de la tía Porota.

 

Ahora bien: cuando una persona permanece en depresión, inmediatamente, casi sin demora, comienza a vivir una vida de opresión. No se pueden levantar, no quieren ver a nadie, se vuelven obstinados y, si esa persona no es liberada, puede terminar en lo peor: volverse una persona con espíritu de obsesión.

 

¿Usted sabe, hermano, que una persona obstinada, obsesiva, tiene una particularidad? Todo lo ve al revés. Lo bueno, lo ve malo y lo malo, lo ve bueno. ¿Cuántas veces uno choca y entra en conflicto porque usted está viendo que las cosas están bien y el otro está viendo que las mismas cosas están mal? Es indudable que uno de los dos está mal, está equivocado. Sólo que hay un problema: no se dan cuenta, porque se ven las cosas al revés.

 

Vienen a la iglesia, y mientras la mayoría de los hermanos más se gozan y más alaban al Señor, ellos lo ven cada vez peor. Pasa un hermano a decir algo, a compartir algo, todo el mundo se goza pero ellos son los únicos que lo ven mal. ¡Hermanos! ¿Qué les parece si hacemos esto para la gloria del Señor? ¡Sí! ¡Amén! Todo el mundo contento, pero siempre hay uno que lo ve al revés. Hay un espíritu de obstinación. Si algo bueno sucede, lo ven mal. Si algo bueno le pasa a alguien, lo ve mal. Si Dios prospera a un hermano, lo bendice, lo enriquece, él lo ve mal. El Señor bendice a alguien usándolo en alguna área, ellos lo ven mal. Usted se acerca a ellos y les da un abrazo de amor y dicen: “este me quiere sacar algo...” Les da algo, y dicen: “Este me quiere comprar...” Les pide algo, “Este es un pedigüeño...” Son hermanos puerco espines: donde los toca, pinchan.

 

El máximo problema que mayoritariamente tenemos los cristianos, es que llamamos a las cosas con un nombre diferente. ¿Sabe qué decimos de eso? “Y... el hermanito es así...” ¡No! ¡Está quemando las últimas etapas, en que un espíritu de turbación y un demonio se le meta adentro! Claro; esta parte no nos gusta. Nos dejan mucho más tranquilos los mensajes voluntaristas donde nos dicen que no importa, que está todo bien. ¿Sabe una cosa? Ese no es el evangelio que predicó Jesús. Y si el evangelio que le predican, no es el que predicó Jesús, sea quien sea el que se lo predica, tenga el prestigio evangélico que tenga y la fama que haya cobrado, es Falso Evangelio.

 

La iglesia de Jesucristo va a ser sacudida como el olivo. Y Dios va a sacar toda la basura de la iglesia. No personas, basura. Eso sí; el que esté agarrado de la basura, va a tener que irse. Dios va a limpiar su pueblo.

 

Las personas obsesivas, también le cambian el sentido a las cosas. Fíjese. Pasa algo en su vida y es increíble como dos tipos de personas se le van a acercar: una para abrazarlo, para amarlo, para decirle cosas. Si lo que le pasa es bueno o malo, no interesa, el espíritu se ve lo mismo. Y usted ve el espíritu de la persona que se acerca a su vida y se da cuenta el tipo de gente que lo rodea.

 

Pasa algo en su vida y se le acercan dos tipos de personas. El que se acerca identificándose con su necesidad, levantándose, dándole una palabra hermosa para levantarle y ponerle en el lugar donde Dios quiere que esté y se acerca el otro, el que ya ha “discernido” y que ya ha tenido “una revelación del Señor” y, generalmente, dicen lo mismo: “Yo ya lo sabía, nada más que no lo quería decir”. Son demonios... “Yo ya lo venía viendo” ¿Y entonces por qué no hablaste, menso? - ¡Ah! A mí ya me parecía, pero no quería hablar”. Entonces son mentiras; Satanás le tenía cegado los ojos. No me sirve ese tipo de gente. La gente de Dios tiene que ser gente que tenga problemas, sí, pero que los enfrente, no que les eche tierra encima para taparlos.

 

Luego, de la obsesión a la posesión, puede haber un paso muy largo. Pueden pasar hasta años. No es muy frecuente, pero se puede dar que una persona, cuando se vuelve con esa obsesión, se vuelve terca, dura, no cambia nunca y, con el tiempo, un espíritu se mete dentro de ella. Y le voy a decir algo: la gran mayoría de los casos, cuando un creyente permanece sin fluir en Dios, se vuelve una traba para la obra de Dios, se hace irreversible sacarlo de esa situación. Mucho más difícil que con un ateo, no creyente, que haya estado en la hechicería o en la brujería. ¿Por qué? Porque no han conocido a la palabra de Dios. Cuando la palabra de Dios parte el alma, parte el cuerpo.

 

La Biblia dice que horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo. Habría que agregarle a esto: sobre todo cuando hemos conocido el evangelio y después queremos seguir viviendo con las maneras, las costumbres y los métodos con que vivíamos antes. Mejor, -nos dice la Biblia-, nos hubiera sido no haberlo conocido. Pero no se ponga triste por esto, que tenemos suficientes armas e información para ser ese hombre y esa mujer que Dios ha destinado que sea para gloria de su nombre.

 

Cuando nosotros simplemente consideramos un pensamiento que viene de Satanás, entramos en un serio problema. Por considerarlo, nada más. Llevar ese pensamiento una noche a la cama e irnos a dormir con él. Mimarlo en nuestra almohada cuando el manto de la noche cae, incubarlo. Si un pensamiento no es de Dios, no lo incube. Aunque suene lindo, aunque alimente su Ego, aunque lo haga aparentemente feliz, aunque lo haga sentirse bien, no lo alimente; piense en lo honesto, piense en lo bueno, piense en lo honrado, porque esta es la voluntad de Dios.

 

Debemos ser procesados por el cerco de la palabra. Filtremos pensamientos, actitudes, conversaciones, propuestas, proposiciones que nos hagan, ofertas de trabajo, proposiciones matrimoniales; todo lo que viene a su vida, procéselo.

 

Tomemos los consejos de sabiduría. En primer término, oigamos. Es imposible no oír a menos que no se desee oír. Cuando tenga una propuesta en cualquier área de su vida, óigala; segundo: anótela y tercero, ore por ella. Cuando vaya a tomar una decisión, anótela en alguna hoja. Póngala cerca de su lugar de oración. Oiga, anote y ore, porque la decisión más simple puede llevarlo al desastre en su vida.

 

Muchas personas han tomado decisiones apresuradas por impulso de sus almas o de sus ansiedades y luego les ha tocado llorar todo el resto de sus vidas a raíz de esas decisiones. Y para colmo de males, se los ve muy contrariados porque, -dicen-, están orando para que Dios obre y Él no parece oír esas oraciones. Madurez.

 

Hubo un caso, entre tanto que muchos de ustedes seguramente conocen, más algunos otros que alguien habrá vivido en carne propia, de una  joven, muy bonita, creyente fiel, honesta, virgen, de una vida intachable en santidad, que se enamoró de un muchacho que no era creyente y, confiada porque él iba a la iglesia a acompañarla, no oyó la palabra de hermanos con discernimiento y se casó con él. El matrimonio duró dos meses, porque a los dos meses, él ya le había pegado con lo que tuvo más a mano por dos motivos específicos: no acceder a sus perversiones sexuales e insistir en seguir yendo a la iglesia. Esa mujer quedó arruinada por el resto de su vida por causa de una decisión con origen en su alma y no en su espíritu.

 

Hay escalas de decisiones en la vida. Hay decisiones mayores y decisiones menores. Las decisiones mayores, son las que determinan su vida, su futuro, su eternidad. Hay decisiones menores que son las que programan lo cercano de su vida. Pero todas las decisiones, mayores y menores, deben pasar inexorablemente por la palabra.

 

En el alma, no hay autoridad divina. Por eso, cada vez que tome una decisión en su alma, recuerde que Dios no se hace responsable de apoyarle. Pero si toma una decisión conforme al espíritu, sí, porque en el espíritu sí hay autoridad divina. ¿Puede darse cuenta de esto?

 

Nunca tome decisiones por miedo o temor. Si el Señor le dice que no lo haga, no lo haga, aunque todo el mundo se le venga en contra. Aunque se le levante su familia para intimidarlo, si Dios se lo está diciendo en su espíritu, si le está mostrando con claridad el camino que debe tomar, el camino que él ha marcado para usted, manténgase firme y jamás vuelva atrás.

 

Si ha decidido poner las manos en el arado y poner su vida a los pies del Señor; si ha decidido poner su profesión a los pies del Señor; si ha decidido llevar a su esposa y a sus hijos al cielo, tomar una decisión como la de Josué, en este día, es casi una obligación: “Yo y mi casa serviremos a Dios.” Y el que nos quiera seguir que nos siga, pero que tengamos una voluntad firme, sólida, en el propósito eterno.

 

¿Fácil? ¡De ninguna manera! ¿Quién le predicó un evangelio fácil? ¿La Biblia dice que los profetas del Antiguo Testamento, que Juan el Bautista, que el mismo Jesús y que Pablo vivieron vidas cómodas, prósperas, tranquilas y disfrutando hasta sus jubilaciones? Pero tenga ánimo: la palabra de Dios parte para sanar, sana para restaurar, separa para cooperar y une para funcionar.

 

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