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Reflexión, El Perdón

Tema: La solicitud de perdón de Jesús por el hombre.
Texto: "Padre, Perdónalos, porque no saben lo que hacen "Lucas 23:34”
Propósito: Mostrar la desnudez del hombre ante el sacrificio de Cristo y la necesidad que tiene de alcanzar el perdón divino.

Introducción: Durante las horas que Jesús estuvo en la cruz, pronunció, lo que se ha llegado a denominar como "las siete palabras de la cruz". Entre ellas, una de las que más impacto causa es sin duda la palabra de perdón. Ellas reflejan el perdón de Jesús por quienes le rechazan. Su perdón, es un perdón que excede toda comprensión.
Proposición: La palabra de perdón pronunciada por Jesús en la cruz desnuda al hombre en su más cruenta realidad.
O.T. : Ellas contienen cuatro verdades que desnudan al hombre

I. El hombre es ignorante acerca de su condición espiritual.
A. 1. ¿Qué es la ignorancia? Es la falta de conocimiento e instrucción acerca de un objeto determinado.2. El hombre ignora aquello que puede y debe conocer: la persona de Cristo y su obra en la cruz del calvario.3. Ante la falta de este conocimiento el hombre responde con violencia, rechazo y burla para cubrir su desnudez.4. Jesús dijo a la mujer samaritana: "Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y el te daría agua viva." (Jn.4: 10)

B. Ilustración: Como ÁguilasCierto día, un hombre visitó la parcela de un amigo. Recorriendo la tierra, vio de pronto, medio de un grupo de gallinas, una que le llamó la atención, ante lo cual dijo a su amigo: "Nunca antes he visto una gallina como esa". ¡No te engañes! Dijo su amigo. Esa no es una gallina, es un águila. ¡Un águila! Sí. Lo que sucede es que la encontré cuando era pequeña; había caído de su nido, la tome y la puse con las gallinas. ¿Y por qué no se ha ido? Porque ella no sabe que puede volar.

C. Al igual que esta águila, muchas personas no saben que pueden volar. Piensan que no hay más vida que aquella que poseen. Sus vidas se sumen en la religión, el materialismo, la intelectualidad, el personalismo, y en un sin fin de vanidades.

D. ¿Y nosotros, como hemos de comportarnos: cómo gallinas, que picotean las vanidades de esta tierra o como águilas que emprenderemos el vuelo para disfrutar de las bondades de las altas verdades espirituales?

II. La ignorancia produce en el hombre una conducta impropia.
A. 1. La ignorancia del hombre llevó a que estos confundieran a Jesús con los malhechores, más aún, les condujo a considerarlo el más peligroso de todos.2. Es la ignorancia acerca de la persona de Jesús y los propósitos divinos contenidos en él, los que llevaron al hombre a desear y gritar voz en cuello: ¡Crucifícale!3. Por la ignorancia el hombre manifiesta una conducta impropia. Por ella el hombre rechaza a Dios, se opone a sus designios y persigue a los fieles.

B. Ilustración: La jactancia de la ignorancia En el palacio de Lorena en Francia, continuamente se realizaban suntuosas fiestas a las cuales asistían lo más granado de la sociedad francesa. A una de ellas llegó el escéptico Jean le Rond d' Alembert, (1717-1783), matemático, filósofo y enciclopedista francés. Después de ser presentado, recorrió la sala de invitados, al percatarse que la conversación giraba en torno a la existencia de Dios comenzó a jactarse de su conducta atea: "Por lo que veo, soy el único aquí que no expresa fe en Dios." al instante la princesa de Lorena, replico: Oh, No señor, no es el único. ¿Y quién son los demás que me acompañan? Lo perros, las vacas, los caballos y los cerdos que están en sus corrales. ¡Me iguala Usted a las bestias! No señor, aunque ellas poseen igual desgracia que Usted, de no conocer al ser supremo, no tienen la imprudencia de jactarse de ello.

C. Cuantos hombres, al igual que Alembert manifiestan una conducta similar. ¿En qué hemos de gloriarnos, en una conducta cimentada en la ignorancia, o en el conocimiento del Hijo de Dios?
D. Cada uno de nosotros debe manifestar una conducta acorde con la fe que profesamos, con el objeto de dar gloria a nuestro Dios y Salvador Jesucristo.

III. El hombre necesita de un intercesor poderoso.
A. 1. La condición del hombre y su inminente condenación, hacen imperiosa la necesidad de intercesión ante el Dios Padre. Ante esta realidad el hombre es impotente. Toda la "grandeza" humana es inútil ante el poder y la paga del pecado.2. Las palabras de Jesús en el momento sublime de su ministerio, calan hondo en la conciencia de los hombres: "Padre, Perdónalos..." ¿Cómo entender sus palabras? ¿Cómo comprender su inefable amor? ¡La víctima intercediendo por sus verdugos!3. "Padre, perdónalos" son las palabras de intercesión más poderosas jamás pronunciadas, y sólo las encontramos en labios del Cristo crucificado. "En su agonía en la cruz, Jesús intercedió por los pecadores"

B. Ilustración: El sacrificio es prueba del amor. A un estudiante de un instituto bíblico le preguntaron: ¿Por qué estudias con tanto sacrificio? A lo cual el joven respondió: "Cuando estaba a punto de nacer, el médico dijo a mi padre: "Lo lamento, pero sólo podemos salvar a uno de los dos; la decisión debe tomarla Usted." Mi padre, amaba demasiado a mi madre para verla morir, y dijo al doctor que la salvara a ella. Mi madre al enterarse de la decisión de mi padre, se opuso tenazmente, diciendo: "Te amo tanto como tú a mí, pero él necesita vivir para que te conozca a ti." Yo estoy viviendo porque ella murió por mí, y todo sacrificio o esfuerzo que yo haga, no se comparará jamás con el amor y sacrificio de ella.

C. Cristo sacrificó su vida para que nosotros conserváramos la nuestra. Su amor excede toda comprensión. Él, al igual que aquella madre, pudiendo salvar su vida, la entregó para que nosotros pudiéramos conocer a nuestro Padre celestial.

D. ¿Qué hará Usted con su vida? ¿La consagrará a Dios, así como lo hizo Jesús, en bien de los demás? O buscará atesorarla para sí. Recordemos que aquel que trate de salvar su vida la perderá, pero el que la pierda por causa de Jesús la ganará.

IV. El sacrificio de Cristo es el perdón divino para el hombre.
A. 1. El profeta Isaías, siete siglos antes de venida de Jesús, anunció: "Más él (Jesús) herido fue por nuestras rebeliones, molidos por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados." (53:5)2. ¡Qué paradoja, la muerte de Jesús era el perdón de sus verdugos! Cristo fue crucificado por que los seres humanos han pecado y son culpables ante Dios. Él llevó el castigo que merecen y pago por el pecado de ellos. Por lo tanto, ellos pueden ser perdonados y tener paz con Dios. 3. Sus padecimientos fueron nuestra cura (salvación). La caída del hombre trajo consigo la muerte, física y espiritual; las enfermedades y dolencias del hombre. Ahora, somos sanados de ellas mediante el perdón obtenido por Jesús en la cruz del calvario.

B. Ilustración: ¡Perdonado! Un hombre rico había prestado mucho dinero a diversas personas. Al ver que no serían capaces de pagar aquellas deudas, decidió colocar en cada documento al lado del monto adeudado, la palabra "Perdonado". Después de morir el hombre, su esposa, mujer apegada a los bienes materiales, al ver la cantidad de dinero que significaban aquellos documentos, se dio a la tarea de cobrarlos. El juez que examinó los documentos, al verlos, preguntó: ¿La firma que está al lado de la palabra "Perdonado", a quién pertenece? A mí esposo, respondió la mujer. ¿Está segura? Volvió a preguntar el juez. Sí, su señoría, volvió a responder ella. Entonces, nada hay que cobrar. Sí su esposo perdonó en vida estas deudas, con su muerte a sellado su decisión de perdón.

C. Si Cristo nos ha perdonado en vano se afanan quienes nos quieren culpar. Su vida derramada en la cruz del calvario, es la firma estampada al lado de la palabra "Perdonado" en el acta que nos destituía de la gloria de Dios. Nuestra deuda a sido cancelada por Cristo, y nadie tiene la autoridad de volvernos a exigir dicho pago.

D. Hermano, respondamos al perdón obtenido por Jesús en la cruz del calvario, amando y perdonando a nuestros deudores, así como Él nos ha perdonado.

Conclusión: Las palabras de Jesús en la cruz son maravillosas. Nos desnudan ante él y su Padre. Son un llamado a la conciencia humana para que ésta atienda a la ignorancia espiritual que la invade, la cual produce en él, una conducta impropia como criatura de Dios. A la vez, estas palabras, son una luz de esperanza para el pecador, pues reflejan que Jesús es nuestro más poderoso intercesor ante el Padre. Él busca el perdón de Dios para los hombres, y su sacrificio es el sello que establece que dicho perdón está a nuestra disposición. Ningún hombre ha podido pronunciar palabras tan sublimes de perdón, como las que encontramos en boca de Jesús: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. El perdón de Cristo, es el perdón que excede toda comprensión.

 

 


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